domingo, 1 de julio de 2012

¡Nos han robado a nuestra Cumaná!




¡Nos han robado a nuestra Cumaná!

Ay Cumaná!
Tierra de contrastes que laceran la piel, tierra de alegrías, tristezas y sobresaltos.
Me dueles Cumaná, hay tantos que desean volver a ti, y quienes te vivimos a diario llegamos a sufrirte, cuando sentimos que tantas cosas te han transformado.
Es tan hermoso despertar y contemplar la explosión de colores que pintan tu cielo, ese que acaricia el mar que te baña, qué el alma se me alborota y pienso que nunca te dejaré.
El pasar del día y el tener que vivir en el caos que se ha instalado en ti, que te agrede y te irrespeta a cada hora, hace que se me olvide el amanecer y mi alma que antes vibraba alborotada de ti, se repliega de tristeza intentando sobrevivir.
Ay Cumaná quien te viera…. como cuando te conocí. Fue en aquellos tiempos, antes de que todos enloquecieran y te convirtieran en este circo que hoy han hecho de ti.
Y así bajo el sol inclemente transcurre lo cotidiano, sorteando obstáculos y todavía con esperanzas.
Cuando llega la magia de la tarde se vuelve a producir el milagro del asombro infinito, el milagro de contemplar la belleza más pura en tu cielo chorreante de matices y te vuelvo a amar.
Es entonces, demasiado pronto aun, cuando nos arropa la noche y el silencio nos envuelve en la incertidumbre, las murallas que hemos fabricado para protegernos nos impiden sentir tu brisa marina, ya casi no vemos tu cielo. ¡Nos han robado a nuestra Cumaná!

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