viernes, 13 de marzo de 2009

Carta de Amor

Me animáron a escribir una carta de amor, te la ofrezco Cumaná.
Velada entre palabras y sentimientos con la certeza de que formara parte de innumerables homenajes


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Eterna marinera
Esta carta es para ti que tanto me has dado, aún sabiendo que no podrás leerla.
Sentada en tu regazo la escribo desde lo profundo de mi corazón, omitiendo formas y procedimientos, simplemente con el sentimiento que nos ha unido siempre y que hoy necesito expresarte.
Quiero que me sepas parte de ti, que a través de tu experiencia me señales los caminos que guiarán mi destino.
Mucho tiempo hace que me acerqué, recelosa al principio, producto de la rebeldía y del desarraigo en el que me encontraba, entonces ya me impactaste con tu sonrisa azul que baña el alba.
Pero ese día aún desconfiada comencé a dejarte entrar en mi vida y solo tú supiste llenar cada espacio, cada rinconcito de mi alma hasta hacerme sentir parte de tú amalgama mágica de salados y dulces aromas, cuando se mezclan el río y el mar.
Hoy en mis desvelos descubro que cada vez me identifico más con tus etapas, tan parecidas a las mías. He madurado al ritmo de tus vientos y he construido mi propia fortaleza aprendiendo de ti.
Mientras te escribo miro a través de mi ventana y puedo observar como cae la tarde y se dibuja en el cielo un espectáculo de luz maravilloso, cálidos colores acompañan la brisa del crepúsculo y te veo apacible y majestuosa allá en la colina, desde tu estrella, erguida y señorial.
Aquí, intento expresar la admiración que siento por ti, que has enfrentado tantos cambios en el devenir del tiempo y permaneces integra en tu esencia.
Sería tan fácil si todos siguiéramos tus pautas, simplemente dejándonos llevar por tus ejemplos de vida.
He aprendido la sencillez a través de tus hijos, la belleza mediante lo inmenso de tu naturaleza, la entereza a fuerza de luchar cada día por mantener tu integridad, a dar y compartir con tu ejemplo de fecunda madre.
Me enamoran tus historias y las de tus hijos que se han ido forjando entre tus canas y arrugas, convirtiendo en victorias cada una de tus cicatrices de guerra.
Dia tras día te enfrentas a nuevas vicisitudes y sales airosa, esa es la actitud que debemos alcanzar todos, para superar las barreras que se nos presentan.
Por eso, siento esta imperiosa necesidad de hablarte para sentir que también puedo escuchar lo que quieres decirme y seguir absorbiendo a través de tus ejemplos mis pasos hacia el futuro.
Dices tanto en tus suspiros silenciosos, que me incitas a conocerte mas, ¿cuéntame como perdiste tus murallas? ¿Como te defiendes ahora sin ellas?
Yo te entiendo cuando dejas de ser sumisa y desde lo más profundo de tus entrañas gritas con fuerza y nos estremeces, nos llamas a la cordura, reclamas tu derechos, aunque luego vuelvas a acariciarnos, bañándonos en la lluvia de tus lágrimas exponiendo así tu sentir de madre adolorida.
Me siento orgullosa de pertenecerte, de ser una pequeña partícula de tu resplandeciente tapiz de colores y formas, de saber que algún día formare parte del polvo de tus huesos y mis cenizas navegarán tus mares.
Ahora, quiero honrar tus prodigios en esta edad gloriosa y acompañar la algarabía celestial de luces que adornarán aún más tu sonrisa, aves, trinos, explosión de dorados, amarillos y magentas invadirán el espacio de las nubes, espectros de luces se confabularán acercando el cielo y el mar en una explosión de colores, la brisa insinuante bailara en las olas inventando melodiosos aplausos mientras tus noches enlunadas se enriquecerán de estrellas titilantes.
Así la naturaleza, se rendirá ante ti en el principal homenaje creando el marco ideal para tan serena heroína tras medio siglo de avatares.
Recibirás, lo sé, una inmensa variedad de muestras de cariño, por eso estas, mis palabras, quiero gritarlas al viento para que a través del rocío de las olas te perfumes de mar y sientas un beso.

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"El Diablo de Cumaná"